The Dance and the Dawn de Dev Purkayastha




The Dance and the Dawn 
(de Dev Purkayastha)

Dentro del rol, los grandes nombres no lo son solo por la publicidad y la logística, en realidad hay valor detrás de las grandes producciones aún cuando se ha puesto de moda decir que todo cuanto hacen no es sino una forma de prostitución comercial, de tal suerte, que en el cambio de una edición a otra solemos obviar que como consumidores tenemos derecho a recibir algo a menudo desapercibido; innovación.

Innovación no es cambio: Las cosas se pueden modificar (ampliar, reducir, simplificar o complicar) pero no necesariamente innovan. Y la razón por la que eso no sucede es porque las grandes producciones no pueden correr riesgos, dejándolos en manos de los productores pequeños e independientes, tal es el caso de Dev Purkayastha y su libro The Dance and the Dawn.

Lo primero que debo resaltar es que el juego en cuestión nació del llamado "Iron Game Chef" del 2004, lo que basta para darnos una idea de lo que encontraremos gracias a la naturaleza del concurso (el famoso: un tema, cuatro ingredientes), y eso es, un juego que raya peligrosamente fuera de lo que es el rol. Situación nacida de la premisa del concurso que ha producido "a number of powerful, widely diverse RPGs and semi-RPGs..." o que en español a veces se dice "¿qué es un juego de rol? Lo que tú creas que es un juego de rol".

No trato de ser purista al respecto, pero es importante entender que no estamos ante un libro de rol común, sino a un intento de innovación.

The dance and the dawn comienza con una brevísima introducción sobre tres Damas (Ladys) que llegan a la corte de la Reina del Hielo (Ice Queen) a bailar con cuatro Señores (Lords) en la esperanza de encontrar el Verdadero Amor (True Love). Tal cual, sin nombres o personalidades pues el juego está diseñado para que jueguen específicamente cuatro personas; tres jugadores y un narrador, siendo los primeros los que asumirán el rol de las damas, bailando con los señores para que con preguntas y entre cortejos puedan encontrar al que es el amor de su vida y lograr ser felices mientras evitan caer en las manos del Señor que muerto por dentro le traerá infelicidad a quien lo elija. Así que aunque teóricamente los tres jugadores podrían lograr la felicidad, por el diseño se espera que duden de cada decisión que tomen, así que habiendo un objetivo y ya que "ganar" es solo una posibilidad, diremos que este sencillo juego es rol. Y eso es todo. Porque después, la premisa es retomada una y otra vez para sugerir una infinidad de trasfondos sobre los que la premisa se repetirá en cada ocasión que se juegue, mucho más parecido a un setting estático que a un escenario sobre el que se construye el rol.

Hay que ser justos, aunque de principio la lectura es desconcertante, la descripción de los arquetipos de Reina del Hielo, su Corte de Señores y el Principe así como el Duque de las Cenizas como benefactor de las Damas es bastante cautivadora pues evoca una sensación de cortejo en una mascarada, y es que ese es el truco, ninguno de los personajes descritos tiene nombre, o personalidad, solo son piezas en este vals, y el sistema para lograrlo es toda una peculiaridad.

Las posiciones son siempre las miasmas: la reina, el duque, el príncipe, tres señores y tres damas (el príncipe es un señor)  y son representados por piezas de ajedrez (la reina blanca, el rey negro, el rey blanco respectivamente, y los señores por el peón, caballo, alfil y torre blancas, mientras que las mismas fichas negras son las de las damas), y la pista de baile donde se desarrollará todo el juego es un tablero de ajedrez común divido en cuatro cuadrantes.

Las reglas como las opciones disponibles son simples y limitadas,  primero debes darle personalidad a tu dama, mientras el narrador le da personalidad a los suyos y una especie de consenso decide el trasfondo común que puede ser desde reinos feericos, hasta nobles insípidos. Dándonos a manera de hoja de personaje cuatro comentarios:

Alguna vez fui...
Yo amé...
Yo perdí...
Yo deseo...

Esas preguntas son lo que les da personalidad al tiempo que determinan como interactuarán los jugadores entre ellos, la última de hecho, coincidirá con la de uno de los Señores quien será el amor que tanto busca. El narrador por su parte hará lo propio con los señores. Haciendo que tres de ellos coincidan en anhelos con las damas mientras que el cuarto será un divino seductor que en realidad es quien hará miserable a quien lo escoja.

La exagereta esta presente, se espera de los participantes que hablen con pequeños trozos de poesía, instándolos a que lo hagan sin miedo, ya que estas pequeñas demostraciones de ritmo o al menos rima, serán las que la Reina juzgue para darles prioridad al elegir con quien bailarán primero, y con quien se casarán al final.

El juego con las piezas en una posición inicial de las 4 parejas al centro del tablero, estas se moverán como lo haría el caballo normalmente en el ajedrez (movimiento en L), y por cada movimiento recibirán una pregunta de su pareja y si el narrador considera que la charla fue ingeniosa o envolvente permitirá a su vez que le  puedan hacer una pregunta que todos, excepto el señor sin alma contestarán con la verdad. Y sin importar donde esté cada pieza, todos los personajes sabrán lo dicho.

Ahora. En vez de usar turnos, se usa un reloj situacional -el juego sugiere que se lleve, pero básicamente son 6 turnos- en el que cada que una pareja cambia de cuadrante (del tablero dividido en cuatro desde el centro) pasan 20 minutos, cuando dos horas han transcurrido, hay un receso y luego se vuelve a iniciar el baile pero con una nueva pareja. Repitiendo el procedimiento una vez más para un total de tres bailes. Lo interesante viene en algunas opciones extras que nacen en el turno además de la pregunta.

Cuando una dama esta en el cuadro contiguo, puede obligar a otra dama a cambiar de pareja.
A la misma distancia puede alabar a otra dama, o de plano ser venenosa. Estas situaciones son importantes porque son las que la Reina (narrador) juzgará para darles prioridad de elección en la siguiente pieza, pero también porque gracias a esto, entre bailes el Duque puede invocar duelos.

No es sorpresa que en un juego tan rosa, no solo no haya sistema de combate, sino que el ganador se decida únicamente por a que Señor apoye cada Dama, pudiendo retar (en cualquier competencia que se resuelve en astucia) a la Reina o al Duque, o incluso entre ellas, aunque sin lograr más que obligar al perdedor a revelar in secreto. Algo puramente dramático pero que se presta tanto para el sabor como para la táctica. 

Al final, pasados los tres bailes, la Reina según un sistema en el que juzga la actuación de cada dama (mejor poesía en el primer baile, mejores preguntas en el segundo, o que tan desgraciada es en el tercero) dará una lista de orden según la cual, cada jugador elegirá a su Señor, teniendo un desenlace agridulce sino fue el correcto, uno feliz si lo fue, y uno terrible si eligió al Señor sin alma.

Eso es todo.

Muy por encima, el juego apenas califica como juego de rol pues aunque cuenta con la participación de narradores que interpretan diferentes papeles y con reglas para resolver su conflicto. El juego puro es muy limitado para una detallada interpretación, hasta que uno se da cuenta que debido a su simplicidad (como proposición, porque las reglas de hecho pueden ser muy confusas) en realidad descansa casi por entero en la capacidad de interpretar y pasar un buen rato tratando de acomodarse a un juego casi por completo narrativo. Y creo que ese es el verdadero espíritu de Dance and the Dawn, pues te pide que dejes las grandes complicaciones de narrativa versus sistema para que verdaderamente elabores en la absoluta simpleza de la narrativa básica: esto es lo que hay, ¿cómo lo harás interesante?

Con todos sus defectos y sus omisiones, el librillo de 44 páginas (con muy poco texto y rebosante de ejemplos), intenta presentar una única escena que requerirá de la mejor sensibilidad y narrativa de cada participante para hacerla verdaderamente única y poder disfrutar de la princesa que todos llevamos dentro. 

Es un juego sobre el amor simple y un baile hasta el amanecer. Es tan poco. Que es un verdadero reto de roleros hacerlo valer.

—El Predicador.



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